sábado, 29 de agosto de 2009

Fragmentos de la novela "Dulce hogar, querido colegio"

Parte del CAPÍTULO I

Esta historia es una secuencia de hechos anecdóticos que podrían invitar a la reflexión. Lo especial que acontecía en mi hogar o en mi colegio era anotado en un dòcil cuaderno que entraba y salía de mi mochila escolar. ¡Oh, mochila! Los estudiantes amamos a esa prenda guardalotodo que se llena y vacía con facilidad, se carga de arriba abajo, y es jorobita de quitaipón que pende de nuestros hombros.Así provisto, y sin detenerme ante lo baladí, registré a vuelapluma mis vivencias juveniles para que no se desvanecieran en el recuerdo como pompas de jabón.
Informaré de inicio que mi hermana y yo sufrimos el duro golpe de perder a nuestro padre siendo aún adolescentes. ¿Triste, verdad? Por esa desventura una nueva vida empezó para nosotros. Lógico, porque toda persona que ha sido cabeza de hogar genera con su partida variantes y reestructuraciones. Mi madre, noble mujer, dio muestras de su abnegación de esposa durante los siete meses que duró la fatal enfermedad. Cuando el deceso y las exequias quedaron atrás, ella, demostrando estoicismo, retomó fuerzas y decidió trabajar en la casa de una familia honorable y adinerada que conocía bien. El tratamiento médico había consumido los ahorros de mis padres, por lo que su labor empezó tan sólo a los veintiún días de realizado el sepelio. Lo positivo fue que gracias a su esfuerzo no hubo en el hogar carencias económicas; y qué bueno que así fue, porque el dinero se hace notar donde llega como diciendo: “Mientras yo no falte, lo demás puede sobrellevarse”.

FLORILEGIOS.

FRAGMENTO DEL CAPÍTULO XIV Pág. 93. Castigando al agresor.

Lo malo fue que una mañana mi hermana me quemó el codo izquierdo con un cucharón caliente. No pienso hasta ahora que haya sido a propósito, pero lo que quema, quema. Mi acto reflejo fue darle un coscorrón y se lo di. Ella hizo entonces gran alharaca magnificando los hechos y mi tío, ahí sí, entró a la cálida habitación de las ollas. ¡Trágame tierra! ¡Voto a Satanás! Al enterarse de lo que había sucedido, meditó quince segundos y me censuró con la seriedad de un varón recio:
─Acabas de pisotear tu hombría. Un hombre de bien, jamás agrede a una mujer.
De pie y cabizbajo, escuché mirándome los zapatos:
─Escribirás en cualquier cuaderno, con buena letra y ahora mismo, cincuenta frases iguales y numeradas que digan: “A la mujer no se le golpea ni con el pétalo de una rosa”.
─¿Cincuenta frases? ─repetí todo cándido.
─Cincuenta y cinco. Será un buen ejercicio para que lo indicado se te grabe para siempre.
El tío, aún enojado, prosiguió:
─Recuerda esto, Sergio: “Se necesitan cien hombres para conformar un batallón, y una sola mujer para constituir un hogar”. Piensa también en lo que decía el poeta Rubén Darío: “Sin la mujer, la vida es pura prosa”.
Mi quejosa hermanita canturrió entonces saliendo de la cocina:
--¡Bien hecho! ¡Por mano larga!
Y este agresor, a regañadientes, buscó un cuaderno para cumplir con la sentencia.

Parte del capítulo XXIII Pág. 150. Un partido amistoso.

A mí no me gusta el fútbol. No me agrada su violencia ni su brusquedad; sin embargo a mis compañeros les apasiona ese deporte. Podrán ellos tener pereza y tedio para estudiar, pero no para jugarlo con gran energía y sumo placer.
El último fin de mes el colegio recibió la invitación de un equipo muy conocido en el distrito. Era para sostener con ellos un partido amistoso. El director informó sobre la propuesta y los estudiantes la aceptaron. El centro de estudios ha ganado buen prestigio en la localidad, por lo que recibe con frecuencia invitaciones a diversos eventos. Llegado el día, asistimos conformando una barra para alentar a nuestros once; hasta se improvisó un grupo de atractivas porristas con pompones y todo. El estadio municipal lució de fiesta. Hubo invitados especiales de terno y corbata que parloteaban sin cesar. Llegó una representación de elegantes damas de la tercera edad. Un órgano electrónico bien ejecutado amenizaba el ambiente con música de moda. Como siempre tarde para sentirse importante, ingresó el alcalde con dos fornidos guardaespaldas. La entrada era libre y, a causa de la gratuidad, el local se vio desde temprano atiborrado de asistentes. Quienes llegaron con retraso se apostaron detrás de los arcos. Antes de que empezara el encuentro los jugadores intercambiaron abrazos y banderines. El astro rey reverberaba iluminándolo todo.
El juego se inició normal, pero concluyó muy mal. ¿El motivo? ¿La razón? Que nuestros rivales deportistas no sabían perder. Con el primer tiempo se vivió el regocijo. La cuenta no se movía del cero a cero por el excelente desempeño de los guardametas. Los veintidós hombres jugaban con evidente esfuerzo sin que variara la cuenta. Las barras gritaban y se contorneaban a más no poder. Iba a finalizar el segundo tiempo. Había tensión general. Yo sentía mariposas en el estómago. Cada vez que nuestros habituales goleadores avanzaban sobre el campo contrario mis manos se convertían en puños. Por la emoción y el suspenso empecé a sudar frío, que es una forma de sudar que hasta ahora no me la explico. De pronto, el árbitro cobró una infracción hecha contra nuestro equipo. Ordenó tiro libre y la mayoría se puso de pie. Nuestro delantero izquierdo disparó con fuerza la pelota y ésta se empotró en la red del arco contrario.
─¡¡Gooool!! ─gritó la mitad de la gente.
─¡¡Cheeess!! ─soltó la otra mitad.
¡Para qué goleamos! Los perdedores reaccionaron mentando la madre a diestra y siniestra. Para no quedar como gallinas nuestros muchachos contestaron con iguales palabrotas. Los del otro equipo se fueron a los empellones. Después a los puntapiés. Los contrarios eran, a todas luces, más groseros, recios y agresivos que los nuestros. Total, que los hinchas invadieron la cancha y la sangre brotó por algunas narices. Hasta la tribuna voló el esférico y como por encanto desapareció. Un juez de línea cayó de bruces sobre el césped y quedó en posición decúbito ventral. Contusos de ambas camisetas se retorcían en el medio campo. A una vendedora de refrescos le arrebataron sus envases y no le dejaron ni chicha ni limonada. A nuestro arquero le taparon un ojo. Porristas de ambos equipos azuzaban la disputa con todo fragor. A un fotógrafo que puso pies en polvorosa le propinaron una zancadilla y le birlaron su herramienta de trabajo. Presas de pánico las ancianitas salieron temblequeando, pero más rápido de lo que se podía suponer. Los invitados especiales se quitaron las corbatas para confundirse entre la muchedumbre y huir. Al alcalde le reventaron un huevo en el occipucio. Al desconcertado músico le patearon el órgano. Y al odiado árbitro, que corría en todas las direcciones, le alcanzaron, le golpearon y a pisoteos le rompieron el pito.
¡Qué

bárbaros! ¿Así son los partidos amistosos? ...A mí no me gusta el fútbol.

LA IMPORTANCIA DEL DICCIONARIO


Una tarde que con mi hermana estábamos haciendo nuestras tareas en la mesa del comedor, mi tío se acercó para curiosear porque estaba desocupado, pensando y caminando por la casa con las manos atrás. De pronto se detuvo al lado de Graciela y le preguntó:
─¿Te molestarías si de vez en cuando te alcanzo una crítica cordial o sugerencia relacionada con tus estudios?
─Ni tonta que fuera, tío.
─Pues la primera es… que escribas con caracteres más grandes y claros; luego, que respetes los márgenes y no invadas hasta el filo la página. El cuaderno de un alumno es la representación de éste. Cualquier profesor podría juzgar cómo eres con sólo darle un vistazo a tu cuaderno. Y no te incomodes con la ayuda que aquí en casa te demos. Se dice con justicia que detrás de un buen estudiante hay una familia que lo apoya.
Siguió paseándose y preguntó:
─¿Cómo pueden ustedes estudiar sin un diccionario al lado? ¿Cómo hacen para saber el significado real de una palabra que está en los textos?
─Es que estoy estudiando Biología ─explicó Graciela
─¿Y eso qué tiene que ver? El diccionario es una herramienta de trabajo para quien estudia cualquier curso y quiere entender bien lo que lee. Igual, si lo que desea es escribir con corrección.
Me paré y fui en busca del modesto diccionario que usábamos. El tío criticó:
─¡Cada uno debe tener su propio diccionario y usarlo al lado siempre! Es negativo aquello de "suponer" significados. Veamos: ¿cómo definen, por ejemplo, la palabra… hum… silla? ¿Qué creen que dice el diccionario de la simple palabra silla, que están ustedes usando y que conocen bien?
─¡Fácil! ─se lanzó mi hermana─: es algo que sirve para sentarse... y así poder comer, estudiar, etcétera.
─Sé más explícita. La palabra "algo" no define nada. Es como si me dijeras que es una "cosa" que sirve para sentarse. Dime: ¿una piedra grande puede ser una silla? Yo podría sentarme en una…
─Es un mueble…
─¡No! ¡Una cama es un mueble y también sirve para sentarse, echarse, saltar y parase en ella!
─¿Un asiento con cuatro patas? ─insistió.
─¡No! ¡Tú te puedes sentar en una mesa que tiene cuatro patas y por eso no se convierte en silla!
─¡Ay, pero ni loca que fuera! ¡Bueno, ya, no sé! ─concluyó renegando─. ¡Me rindo! ¿Puedo ver lo que dice el diccionario de la bendita palabra "silla"?
─Búscala tú misma ─ordenó mi tío─. ¡Y quiero ver cuánto te demoras!
─Ya pues, tío…
Graciela hojeaba el diccionario haciendo ruido y mojándose con saliva la yema de los dedos. Él entonces prorrumpió molesto:
─¿No te han enseñado en el colegio cómo tratar a un libro? ¡Ni siquiera sabes hojearlo! No me digas que ningún profesor se ha tomado un tiempo para enseñar a sus alumnos un conocimiento tan elemental y tan importante. Mucha gente al verte se dirá: "Si así es con un libro, ¡cómo será comiendo!".
─Ya pues, tío…
─¡Nada de "ya pues, tío"! Tu hermano te enseñará ahora mismo cómo hojear y tratar a los libros. Y una vez que lo aprendas, los autorizo a revisar mi diccionario enciclopédico y cuantos ejemplares necesiten. Si yo los tengo, son suyos. Los libros se han hecho para leerse, compartirse y gastarse; no para exhibirse y apolillarse en los anaqueles. Todos mis libros pueden ser revisados por ustedes; el único requisito es que lo hagan con las manos limpias y con cariño. Lo ideal es leer, leer y leer: quien lee conduce, quien no lee, tiene que dejarse conducir. Los libros nos hacen libres. Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma… Leer es el verbo que transforma vidas… ¿Encontraste ya la palabrita esa?
─Ya, tío ─anunció ella y leyó─: "Silla. Asiento con respaldo, por lo general con cuatro patas, y en que sólo cabe una persona".
─Asiento… respaldo… una persona… ¿ya ven? ─observó él─; si una palabra tan simple y doméstica no puede ser definida por ustedes, ¿cuán difícil no les será precisar el significado de otras de mayor erudición? Un diccionario a la mano es la solución inteligente.
Sus palabras nos dejaron pensando y mirándonos de reojo. Desde entonces pusimos en práctica todo lo que nos aconsejó el tío Abel con relación al uso de ese libro y otros en general; y fue también motivo para que mi hermana insistiera con mamá y la hiciera comprar un moderno diccionario para ella solita. Recuerdo que cuando la encontré revisándolo por primera vez me preguntó con seriedad:
─Dante: ¿sabes por qué "todo junto" se escribe separado y por qué "separado" se escribe todo junto?
─No. Todavía no lo hemos estudiado.
─¿Y sabes por qué un perro mueve la cola?
─No ─respondí intrigado y mirando su libro.
─¡Fácil, pues, hermanito! Porque no puede ser al revés. Una simple cola, ¡nunca por nunca podría mover a un perro!
Y cerró el volumen con su clásica sonrisita burlona que sabe bien que me hace renegar.
DE LA ADDENDA:

CUESTIONARIO desordenado y capcioso para verificar la comprensiòn de lectura:

62 ¿A Estrella le gustaba mucho cantar?
63 ¿Qué nos hace pensar un estetoscopio?
64 ¿El mensaje póstumo le sorprendió?
65 ¿Qué final diferente propondría usted?
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
Búsquedas amenas. Pág. 189

1.- Los adverbios de modo con el sufijo “-mente” son muy empleados por los escritores: obviamente, cortésmente, fríamente… La novela juvenil “Dulce hogar, querido colegio” se redactó sin incluir tales adverbios. ¿Se puede prescindir de ellos? Parece que sí. Pero, para que haya una amena búsqueda, el autor ha utilizado sólo uno en la obra. ¿Cuál es y en qué parte se le puede ubicar? Busque tranquilamente en el capítulo sexto y sonreirá después.

2.- En narrativa se usa con abundancia el “dije” y el “dijo” antes o después de los parlamentos. En esta novela no figuran tales palabras porque se han usado expresiones afines. Pero, para jugar un poco, se ha colocado un “dije” en el capítulo sexto. Ubíquelo y podrá jactarse de poseer “ojo avizor”.

3.- Hay dos palabras llamadas baúles, comodines o recurrentes porque con ellas se suple términos que es más fácil obviar. Palabras como “cosa” y “algo” abundan en los textos. Aquí sólo aparecen en el capítulo duodécimo porque se ha determinado y puntualizado lo que se deseaba expresar. Fue cosa de trabajar algo más.

4.- En el transcurso de la novela se da buen número de dichos, refranes, pensamientos y aforismos que ilustran mensajes de gran valor. Resalte o subraye tales expresiones que aparecen por lo regular entrecomilladas y téngalas presente sin olvidar en qué libro las leyó.

5.-En la obra hay frases en inglés y en latín que se grafican con letra bastardilla. Traducirlas será provechoso para la buena comprensión de los textos, pero si no acierta con todas ellas no se preocupe: “Errare humánum est”. Okey?

6.- Hay en la novela una palabra mal escrita debido a que se han trastrocado o alterado dos consonantes de su estructura real. Le agradará descubrirla, subrayarla y comentar su hallazgo. La observará en el capítulo undécimo y desde luego que fue colocada ex profeso.

Jorge Castillo Zubiaga.
MUESTRAS DE OTROS LIBROS DEL MISMO AUTOR:
PRESIONAR EN "ENTRADAS ANTIGUAS" (DERECHA)

jueves, 16 de julio de 2009

POEMAS DEL LIBRO DE JORGE CASTILLO ZUBIAGA


LOS LIBROS

(Elogio de la lectura).

Si es cierto y sabemos que el entendimiento
se nutre en los libros, ¿por qué no leer?
Si son del espíritu sutil alimento,
¿por qué no tomarlos con sumo placer?

Un libro está ansioso de que tú lo cojas,
que le des cariño, que todo lo leas
para que te ilustren sus flexibles hojas
y uses tu criterio, crezcan tus ideas.

Cerrado es un cofre que guarda y espera,
el conocimiento vibra en su interior;
abierto es maestro de horario cualquiera
que enseña al discípulo brindándole amor.

Que no luzca un libro sólo decorando,
porque su precioso, sabio contenido,
en tal cautiverio se irá marchitando
por su estado inerte, vano, sin sentido.

¿Por qué no aceptamos desde muy temprano
que un buen libro es fuente de sabiduría?
Leer es deleite solamente humano
y el saber es brújula, faro que nos guía.

Habiendo ignorancia, poca es la ventura;
hay dudas, tropiezos, oscuro horizonte;
llave de oro múltiple será la cultura,
escudo en la lucha que al andar se afronte.

Por eso:

A jóvenes necios de conducta loca,
y a tantos que el tiempo sin medida pierden,
con vivo entusiasmo gritarles provoca:
¡AGARREN LOS LIBROS
PORQUE ELLOS NO MUERDEN!



Flojito

Me han dicho mis padres hoy,
después de mirar mis notas,
que flojeando, como estoy,
no seré ni lustrabotas.

Dicen que no hay que tener
una bola de cristal
para observar y saber
que habré de acabar muy mal.

Mas, ¿qué hacer con mi flojera?
Ella sola es la culpable;
y dejen que a mi manera
de mi defecto les hable:

Les diré, pues, con franqueza,
que soy flojo, tardo, lento;
que me gusta la pereza
y al dormir estoy contento.

Creo que el ocio me agrada
desde que yo era pequeño
y al estudio, para nada,
lograba ponerle empeño.

Pienso que ya estuvo suave
y que es hora de cambiar,
antes que el caso se agrave
y acabe por fracasar.

Ser inculto por ocioso
o no desear aprender
es un final vergonzoso
que nadie debe tener.

Estaré más en mi hogar
con mis padres, mis hermanos,
dedicándome a estudiar
con propósitos muy sanos.

Estudiando con esmero
mataré mi ociosidad
y el esfuerzo placentero
me dará más voluntad.

Hoy tengo confianza en mí
por la meta que me pongo,
estaré tranquilo así
y más activo, supongo.

Porque yo no sé que esperan
los que no se obligan nada
y después se desesperan
por la vida infortunada...

Son como esos borrachitos
que tienen descanso eterno
y de su miseria ¡a gritos!
culpan tan sólo al gobierno.

Por ello, para el futuro,
elijo ser responsable
para sentirme seguro
de un porvenir favorable.

De mis males me despojo
hoy, con férrea decisión.
Ya no debo ser un flojo,
mi lema ha de ser ¡ACCIÓN!


LA DROGA

Hoy día murió un vecino
después de mucho sufrir.
La droga es lo más dañino.
¡Tan hermoso que es vivir!

Les cuento:

Un joven simpaticón
que a la vida sonreía,
poco a poco se veía
ido, nervioso y tristón.
Yo no tuve información
del chico, su desatino,
ni de su vicio asesino,
porque de él poco supe.
hasta que me dijo Lupe:
Hoy día murió un vecino.

Me informé que se drogaba
a escondidas de su padre,
que le robaba a su madre
y que muy mal la trataba.
¡Cuánto dinero gastaba
para drogas adquirir!
No se quiso corregir
hasta el día que enfermó
y ante sus padres murió
después de mucho sufrir.

Al velatorio asistieron
conocidos y parientes
y lloraron, impotentes,
al muchacho que allí vieron.
Otros drogadictos fueron
con aspecto libertino
y semblante mortecino,
pero a poco de ingresar
alguien los hizo sacar.
La droga es lo más dañino.

Sé que su padre fue estricto,
que no era amigo de él,
y por ser a veces cruel,
su hijo se volvió un adicto.
¡Pobre joven drogadicto!
Nunca más volvió a reír
ni del vicio pudo huir.
Mañana lo enterrarán
y muchos meditarán:
¡Tan hermoso que es vivir!

o0o

Para tener larga vida
y gozarla a plenitud,
cuida que en tu juventud
el mal no tenga cabida.
*
(Décima de pie forzado con
redondilla de estrambote).


Decisión

En una cafetería,
al final de mi jornada,
oí a un joven que decía
a su bella enamorada:

"He dejado de beber
y he dejado de fumar.
¿Ya no me vas a querer?
¿Así me vas a premiar?

"Me criticas con dureza
porque no bebo ni fumo,
y te digo con franqueza
que hoy venenos no consumo.

"He bebido anteriormente,
fui un borracho, no lo niego;
el alcohol vivió en mi mente
y fumaba sin sosiego.

"Una vez hasta probé
un cigarrillo con droga...
recuerdo que vomité
después que casi ahoga.

"Pero a tiempo me di cuenta
que era absurdo lo que hacía,
y mi alma entera lamenta
aquel ayer todavía.

"Hoy disfruto de salud
y ha crecido mi talento;
se acabó mi esclavitud
y vivo en paz y contento.

"No más tabaco y licor,
les digo ¡NO!, me hacen daño;
sin ellos estoy mejor,
lo demás es puro engaño.

"Mi cuerpo es altar divino,
es obra de Dios, perfecta,
y debo hacer mi destino
sin vicios y en línea recta.

"Mi vida es como una nave
donde el timonel soy yo.
Soy un adulto que sabe
de lo que antes le dañó.

"Y te digo, finalmente,
que nadie me hizo cambiar:
¡fue la decisión consciente
de quien SANO te ha de amar!"


¡No, gracias!

Nunca pruebes la droga que hechiza,
alma y cuerpo te habrá de dañar;
te trastorna, te enferma, esclaviza.
¡Tú recházala! ¡Su fin es matar!


Hay un libro

Hay un libro provechoso,
hecho para darte ayuda,
que ante la ignorancia o duda
te instruirá, generoso.
Es preciso y sustancioso,
tan sabio y tan necesario,
que debe leerse a diario
para poder conocer
parte de su gran saber.
¡Lee más tu DICCIONARIO!


Un soneto

Un soneto me pide hacer mi amante
que ni siquiera sabe qué es soneto
y yo tonto, como aceptando un reto,
me apresto a componerlo, muy galante.

Me mira ella a los ojos, insinuante,
y tiemblo al ingresar a este cuarteto;
la acaricio y me dice: "Estate quieto,
que tu premio tendrás, versos mediante".

Siempre he sido sereno redactando,
pero esta vez no sé, creo o sospecho,
que sexo y poesía estoy mezclando.

Avanzo al escribir. ¿Cuántos he hecho?
¡Cerró sus ojos y me está tocando...!
Trece, catorce, ¡fin!... ¡Ven a mi lecho!

Soneto endecasílabo que parodia a uno
muy popular de Félix Lope de Vega.


Presentación

Soy el versista irónico, de gracia y de coraje,
lucubro seriamente, riéndome al final;
me hace feliz la entrega de un cáustico mensaje
que anime y repercuta, ferviente y musical.

Quisiera ser leído tras mi mundano viaje
y quedarme entre libros, siempre ameno y jovial,
brindando en el silencio mis versos con lenguaje
que invite a mis lectores al deleite mental.

Algunos vates gozan con lo que yo deploro:
con poemas muy tristes nos incitan al lloro;
¿ignoran que las lágrimas son de amargo sabor?

Las desdichas detesto, quizás porque he sufrido;
y buscando equilibrio, mi pluma ha decidido,
¡que olvidando las penas, sea alegre escritor!

Soneto alejandrino de hemistiquios isosilábicos (7+7)
que parodia al "Blasón" de José Santos Chocano.



Boca sucia

Tengo un vecino que es
un mal hablado y grosero
y por él, a fin de mes,
me mudaré por entero.

Tal vecino, al conversar,
usa palabras que son
indignas de mencionar
por criterio y con razón.

Me pregunto si da besos
a sus hijos y a su esposa,
si come y ora con esos
labios de boca asquerosa.

¿Qué gusto da el imitar
lenguaje de delincuentes?
¿No es acaso el don de hablar
de seres inteligentes?

Yo no sé de dónde saca
palabras tan ofensivas;
su boca es una cloaca
de expresiones repulsivas.

¿Cómo cambiar a la gente
que usa tal vocabulario?
¿Lo hará de modo consciente
o es un acto involuntario?

Tiene un hijo colegial
y dos más que ya trabajan...
Todos hablan por igual:
los cuatro al idioma ultrajan.

Me asombra su hija mujer,
chica de buena presencia,
que al hablar hace correr
con su bárbara elocuencia.

A mi vecino soez
se le escucha hasta mi casa
y yo tiemblo cada vez
que abre su enorme bocaza.

Con mucha pena me iré
de mi barrio a otros lares,
pero ya no escucharé
tantas palabras vulgares.

Al mudarme he de decir
que opté por vivir en Rusia,
para no tener que oír
¡a tarados BOCA SUCIA!

Letrilla en cuartetas


Manos libres

En medio de una senda, en la floresta
de un pueblo que circundan los verdores,
tuvo lugar la aventurilla ésta
que habrán de saborear nuestros lectores.

Iba un joven portando un grueso palo,
un balde con naranjas, un carnero
y un viejo gallo de plumaje ralo.
Todo ello trasladaba con esmero.

De pronto alguien del sexo femenino
que el mozo enamoraba en el poblado,
se le enfrenta insinuante en el camino,
en un trecho de sombras, arbolado.

---¡Destino cruel! ---reacciona ruburoso---,
me has hallado en ingrata circunstancia.
Serías tú feliz y yo dichoso
amándonos del pueblo a gran distancia.

Todo amor que es oculto es un suplicio,
Allá siempre nos vemos a escondidas,
a la caza del sitio más propicio
para unir en silencio nuestras vidas.

Ella dice: ---Me agrada el panorama
y del crecido césped su frescura.
¡Tómame aquí! Mi cuerpo te reclama.
Deshacerte de estorbos, pues, procura.

Explica él: ---Besar tus labios quiero
y hacerte mía con pasión y agrado,
pero comprende: soy un mandadero
y nada podré hacer, así cargado.

Si pierdo el gallo negro, me estrangulan;
si el carnero se escapa, me asesinan;
mi diaria labor nunca la estimulan,
mas toda falla en mí la disciplinan.

Medita la muchacha, sonriente,
tratando de encontrar las soluciones
y dice al cabo: ---Quiero simplemente
que me obedezcas sin murmuraciones:

---Clava el palo en la tierra como estaca
y amarra en él a tu carnero inquieto;
del viejo balde las naranjas saca
y cubre al gallo flaco por completo.

Con manos libres ya, y ambos deseando
hacernos el amor, pues ¡aleluya!
Sin trastos ni animales molestando,
desnudarme podrás... ¡y hacerme tuya!

Serventesios endecasílabos.


¡A escribir!

Quien no escribe, pasa y ya,
solo se queda en su nicho;
se recuerda lo que ha dicho
un tiempo y se olvidará.

Pero no muere el que escribe:
como lo escrito perdura,
aunque esté en la fosa oscura,
cuando es leído, ¡REVIVE!

Exhortación en redondillas.

Comer sin leer

Dos polillitas comiendo
en un libro se encontraban
y al tiempo que perforaban
una terminó diciendo:

---Nuestro deleite es comer
mientras no hayan visitantes.
¡Que vivan los estudiantes
que apenas quieren leer!

Epigrama en redondillas.

RELAX - ADOLFO BOUGUEREAU (1825-1905)


PESCADORAS - ALDANA


SOGA Y CABRA

A mis vecinas del
Penal Santa Mónica


Porque era urgente extirpar
de tu madre un gran tumor,
te decidiste a viajar
con droga de alto valor.

"¿De qué otro modo -pensaste-
conseguir tanto dinero?"
Y el viaje aquél aceptaste,
pues tu madre era primero.

Dos tipos te prepararon
dándote seguridades
y de ventajas te hablaron
pero no de adversidades.

Todo iba bien, eso es cierto,
pero estabas muy nerviosa
y al entrar al aeropuerto
hiciste notar tal cosa.

Tu nerviosismo observó
un astuto policía
y la droga te encontró
donde nadie buscaría.

Luego de muchas preguntas
te metieron a un penal
y todas tus penas juntas
te han bajado la moral.

Total, tu madre murió
por su grave enfermedad,
y ya el juez te sentenció
viendo en ti sólo maldad.

Entre rejas estarás
porque suerte no tuviste
y una madre no tendrás
que te consuele, ¡qué triste!

Pero paciencia: en la vida
lo bueno y lo malo pasa,
y un día la bienvenida
te darán con fiesta en casa.